¿Eras de los que estudiabas el día anterior para un examen y al poco de
hacerlo se te había olvidado casi todo?
Si la respuesta es afirmativa no dejes
de leer este post.
Hermann Ebbinghaus (1850-1909), gracias a sus
estudios sobre la medición de la memoria, dio lugar a la conocida ‘curva del olvido’, la cual nos muestra cómo
desciende vertiginosamente nuestra capacidad de retener lo memorizado durante
las primeras 48 horas. Por ejemplo, si estudiamos algo para un examen que
tenemos al día siguiente, es posible que nos acordemos de ello para ese momento
pero, si no volvemos a repasarlo, con casi total seguridad no lo recordaremos
con el paso del tiempo. ¿Cuántas veces habremos oído que parece que los niños
sólo estudian para el examen y después es como si les hubiesen borrado la
memoria? Esto ocurre porque el aprendizaje no se ha reforzado (repasos posteriores)
y no ha se ha integrado en la memoria a largo plazo, no habiéndose alcanzado el
aprendizaje significativo.
Ebbinghaus
demostró en uno de sus experimentos -en el que se utilizaban sílabas sin
sentido-, que se olvidaba el 75% de lo aprendido al cabo de
tan solo 48 horas. Esa conclusión fue apoyada por otros autores como
Bloom en el año 1981.
Estas investigaciones y otras posteriores han resultado de gran
ayuda a la hora de comprender y orientar la metodología que se ha de utilizar
para que los aprendizajes perduren en el tiempo. Para memorizar a largo
plazo es fundamental realizar repasos periódicos al principio,
pudiendo ser distanciados en el tiempo para controlar, de este modo, la curva
del olvido. Se ha de dar importancia al empleo de técnicas de estudio eficaces
que favorezcan el aprendizaje duradero y significativo y que, de ser posible,
se adapten al estilo de aprendizaje de cada niño.
La memoria y el aprendizaje están
estrechamente relacionados. Son procesos cerebrales que dependen el uno del
otro, ya que para que se produzca el aprendizaje ha de intervenir la memoria y
viceversa. Podemos entender el concepto de memoria como una función
neurocognitiva que se encarga de codificar, almacenar y recuperar información.
En muchos casos, damos por hecho que depende de la genética que nos haya
tocado en suerte y nos olvidamos de la neuroplasticidad y de que, con un buen
entrenamiento y unas técnicas de estudio adecuadas, se pueden conseguir unos
resultados excelentes.
Por
ejemplo, si la memorización la realizamos haciendo partícipes a varios de los
sentidos (la vista, el tacto, el oído…), conseguiremos tener una experiencia multisensorial que facilitará su
recuerdo, bien sea a través de la evocación de uno de los sentidos o de varios.
Si, además, relacionamos los nuevos conceptos a aprender con los ya adquiridos
los estaremos dotando de mayor significado, lo que facilitará su recuperación
y, por tanto, su perdurabilidad.
A continuación, se ha realizado una selección general de varias técnicas que pueden resultar de ayuda a la hora de
memorizar. Eso sí, hemos de tener en cuenta factores como son el lugar y tiempo
de estudio, evitar distracciones, concentración, actitud y motivación…
- Utiliza
reglas mnemotécnicas. Si
quieres recordar varios datos específicos, elabora una palabra o frase con
información al respecto. Pueden ser las iniciales de cada palabra (Puntos
cardinales: NO SÉ –Norte, Sur, Este, Oeste) o varias palabras en una frase
curiosa, por ejemplo: para recordar a los tres grandes poetas trágicos de la
Grecia antigua, Eurípides no me Sofocles que te Esquilo.
- Organizadores
gráficos: para
aquellas personas más visuales (que piensan y aprenden por imágenes). Una vez
se disponga de gran cantidad de información, se podrán elaborar:
o
Mapas
mentales:
a través de una idea central, se representará cada una de las
principales ideas en un ‘brazo’, de donde colgará lo más representativo de
ésta. Se pueden utilizar palabras, gráficos, símbolos o imágenes.
o
Líneas
del tiempo: representación
de sucesos fechados y ordenados en una línea que puede ser vertical u
horizontal. Se suele utilizar para contenidos de áreas como ciencias sociales.
o
Organigrama: distribución jerárquica que puestos
dentro de una organización. Se puede añadir información como el nombre, el
cargo, la fotografía, las fechas de nacimiento o toma de posesión del puesto…
En áreas como ciencias sociales o inglés se puede utilizar como base para
realizar un árbol genealógico.
o
Diagramas
de flujo: representación
gráfica de un proceso, donde se recogen todas las hipótesis y posibles
soluciones que se pueden dar en éste.
o
Diagrama
de Venn: principal medio
para recoger de forma gráfica diferencias y similitudes de dos o más elementos.
Su uso en varias áreas ayuda a conocer con mayor profundidad los conceptos
trabajados.
o
Ishikawa,
Espina de pescado o Diagramas de causa-efecto: Representación gráfica de un problema y de sus posibles
causas, simulando una estructura parecida a la de una espina de un pescado,
donde la cabeza sería el problema y cada espina sería una posible causa.
o
Telarañas: Ayuda establecer todas las relaciones
posibles entre varios elementos, dando como resultado una visión más global y
rica de éstos.
o
Mapas
conceptuales: Representación
de manera gráfica y estructurada de los conocimientos, partiendo de los
conceptos más globales en la zona superior y más específicos en la inferior. El
más extendido es el propuesto por Novak (1988), en el que se destacan
conceptos, preposiciones y palabras-enlace. Se utilizan para casi cualquier
contenido.
- Batería
de preguntas: También
utilizada para la comprensión de textos, la opción de partir del objeto a
estudiar para realizarse todas las preguntas posibles al respecto, facilitará
el aprendizaje significativo, ya que nos involucramos directamente al elaborar
cuestiones que nos puedan resultar de interés. En la búsqueda de las soluciones
iremos profundizando en el tema, dando un mayor sentido al tema. Si no surge
ninguna, siempre se pueden utilizar las denominadas 6W que, tomado del inglés
por comenzar o contener W, recogen la información más básica: Who (Quién),
What (Qué), Where (Dónde), When (Cuándo), Why (Por qué) y How
(Cómo).
- El
arte del subrayado:
Siempre sin olvidar que el hecho de subrayar lo realmente importante va a
facilitar en gran medida que 1) distingamos las ideas principales del texto; 2)
que en los sucesivos repasos identifiquemos lo importante con un solo golpe de
vista. En este apartado el tipo de subrayado es muy particular, donde hay
personas que lo hacen a varios colores (identificación del color con el tipo de
idea a resaltar) y otras donde solo utilizan un color.
Pero éstas son sólo unas pocas sugerencias, de forma aislada, que se
pueden utilizar. A raíz de las investigaciones actuales en el campo de la
neuropsicología aplicada a la educación, se ha demostrado que lo más efectivo es realizar un estudio sobre el estilo de
aprendizaje de cada persona
para adecuar las técnicas de
estudio, así como el trabajo de la metacognición,
con el fin de potenciar el desarrollo de la memoria.